¿Cómo actuar cuando tu pareja se enfada?

Todas las parejas discuten, es totalmente normal y no tiene porqué indicar que la relación no funcione. Somos individuos diferentes que pasamos mucho tiempo juntos y es perfectamente lógico que haya diferencias.

A veces ocurre que uno de los dos se enfada y el otro, o bien no sabe muy bien que ha ocurrido, o no lo considera para tanto, el caso es que no está enfadad@ y quiere que todo vuelva a ser como antes. ¿Qué hacemos si nuestra pareja se enfada?

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Saber qué le ocurre a tu pareja

Germán y Laura se meten en el coche tras una cena familiar, ella está muy seria y no abre la boca en todo el camino. Él pregunta “Laura, ¿qué te pasa?”, “Nada”. Al rato y viendo que la cosa no cambia, vuelve a preguntar: “¿Te ocurre algo?” “No, estoy cansada”. Es obvio que no es solo eso, pero ¿qué más puede hacer?

Esta situación se da en las parejas muchas veces y, efectivamente, suele estar enfadada. En este caso Laura no contesta probablemente porque cree que Germán debería saber la razón de su enfado (error) o porque aún no sabe muy bien como expresar el motivo de su enfado o prefiere hablarlo cuando esté más tranquila.

En todo caso, la comunicación no está siendo la correcta. Pero hoy hablamos de qué puede hacer Germán, más de lo que Laura debería hacer. De momento va bien, ha preguntado varias veces, aunque no ha recibido respuesta. Muchas personas, como decíamos, no se sienten capaces de expresarse bien cuando están enfadadas y, en general, no es mala idea esperar a que pase la tormenta.

Germán debería dejarlo por hoy, no sin antes decirle a Laura que él sabe que está enfadada pero que como no quiere hablar, mejor lo harán mañana más tranquilos. Es natural querer aprovechar que no se habla en ese momento para dejarlo pasar y que simplemente el enfado se disipe, pero así es más fácil que vuelva y con más fuerza. Al día siguiente y en un momento de tranquilidad, Germán le dirá a Laura que no sabe bien por qué estaba enfadada la noche anterior y que si le apetece hablar en ese momento.

Cuando el otro no quiere hablar

María asegura que su novio puede pasar días e incluso semanas sin hablarle siempre que se enfada, no quiere hablar del tema ni de nada más y ella no sabe qué hacer, pero esta situación la agota.

En estos casos esta actitud suele ser debida a una baja autoestima; no es que no hable por enfado, sino por miedo a no poder expresar bien lo que quiere, a que se le entienda mal y, sobre todo, a perder a la pareja. De esta forma, no solo consigue llamar la atención sobre el motivo de su enfado, sino que no necesita hacer el esfuerzo de expresarlo y, durante un tiempo, su pareja estará más preocupada por él.

El problema es que esta forma de afrontar las discusiones cansa mucho a la pareja y va quemando la relación, además de que no se soluciona el conflicto y puede salir en otro momento.

En este caso, lo que puede hacer María es hablar del tema cuando su novio esté de buen humor. Hacerle ver el daño que hace, lo impotente que se siente y tratar de que comparta la razón de su actitud. Es importante no culpar a nadie, sino intentar marcar una estrategia que venga bien a ambos para próximas discusiones. Pongamos que él le dice que prefiere hablar del tema al día siguiente o que se expresa mejor por escrito, ¡quién sabe! Es probable que no se lo haya planteado.

Hasta entonces, es mejor no alimentar al monstruo e ignorar su conducta. Cuesta mucho, pero la idea es hacer como que no te das cuenta de que ha dejado de hablarte. Eso no quita que, en cuanto pase la tormenta, haya que afrontar el enfado en cuestión.

La importancia de ceder en la pareja

Es importante entender que no tiene razón quien más se enfada. Esto significa que por mucho que te moleste y expreses tu enfado, el otro no tiene por qué cambiar nada si no lo ve adecuado. También que porque tu carácter no sea el de expresar enfado, no significa que tengas que someterte a los deseos de tu pareja porque lleve peor que le digan que no.

Hay discusiones que no tienen fin porque ninguno va a cambiar de opinión y si no afectan directamente a la relación es mejor dejarlas pasar. Pero la mejor manera de abordar las discusiones que sí deberían tener un final es entendiendo que ambos deben de poner de su parte: no se trata de ganar o perder, sino de negociar para encontrar un punto medio en el que ambos se sientan mejor.

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