Personas perfeccionistas: ¿cómo son sus relaciones de pareja?

Ser demasiado perfeccionista puede ayudarnos en una entrevista de trabajo pero desde luego no es ninguna ventaja en las relaciones sociales, mucho menos en las de pareja. Aunque la mayor parte de las personas que se autodenominan perfeccionistas, realmente no se ajustan a la definición literal sino que se inclinan a buscar lo ideal sin que fracasar en ese intento les suponga un gran drama.

Índice

¿Qué es ser una persona perfeccionista?

Es un rasgo de personalidad que se caracteriza por realizar grandes esfuerzos en estar libre de cualquier error y tener actitudes excesivamente críticas sobre uno mismo y sobre los otros. En realidad ser perfeccionista no dice nada bueno de nosotros, sino que es garantía de pesimismo e infelicidad. Son personas muy controladoras que no logran ver su error y esto les lleva a problemas interpersonales.

Estar orientado a la excelencia, a sacar lo mejor de nosotros mismos, es algo muy valorado en muchos aspectos de la vida, puesto que significa un gran esfuerzo que llevará a grandes resultados, pero cuando pasamos la línea para ser perfeccionistas normalmente terminaremos fracasando y consiguiendo una gran frustración.

Los perfeccionistas tienden a ser obsesivos y esto les convierte en personas muy poco flexibles que se caracterizan por una gran autocrítica. Están continuamente tratando de llegar a objetivos imposibles y esto, lógicamente, acaba con todo optimismo.

Es cierto que cuando decimos que somos perfeccionistas, generalmente no nos referimos a este rasgo obsesivo. Pero eso no significa que no existan los perfeccionistas puros y que ser pareja de uno de ellos se pueda convertir en un gran problema.

Los perfeccionistas en pareja

Para empezar, las personas perfeccionistas tienen difícil encontrar pareja. Simplemente porque sus exigencias para los otros son muy altas y esperan encontrar la pareja ideal en todos los aspectos. No pasan un defecto, ni en ellos ni en los demás así que lógicamente no tienen fácil encontrar a esa persona ideal. Muchas de estas personas perfeccionistas, además, son muy autocríticos y consideran que no pueden atraer a ciertas personas simplemente porque no alcanzan los estándares que ellos creen necesarios para el amor.

Pongamos que finalmente encuentran esa pareja que buscan. Hay muchísimas posibilidades de que esa otra persona también sea perfeccionista. Así que las dinámicas son bastante predecibles.

Resulta que la perfección no es algo objetivo y que cada cual tiene unos estándares. Ambos pueden ser perfeccionistas pero no buscan lo mismo en todos los aspectos de su vida. En constante búsqueda del error, no dudarán en corregir a su pareja en cada paso que salga de su concepto de lo perfecto. Así que pueden ser relaciones bastante tormentosas, si además no tienen unas habilidades comunicativas excepcionales.

El tipo de perfeccionista que solo lo es con uno mismo pero no tanto con los demás, se encontrará continuamente frustrado por no ser la pareja ideal. Intentará llevar a cabo grandes proezas para impresionar al otro y en muchos casos no logrará el efecto deseado con lo que se fustigará aún más. Este tipo de persona no tiene por qué dar con un perfeccionista pero su continuo esfuerzo puede agobiar a quién no lo sea.

Perfeccionismo y relaciones sexuales

El perfeccionismo es uno de los grandes enemigos del bienestar sexual. Resulta que la respuesta sexual no es algo que se pueda controlar y no siempre podemos predecirla. En definitiva, no somos robots, y hay ocasiones en las que una práctica puede ser muy satisfactoria y otras que la misma practica no nos diga nada. Ni que decir tiene que todos podemos tener un fallo en la respuesta sexual y no lograr una erección, una excitación, un orgasmo o tenerlo cuando no lo deseamos.

La persona perfeccionista no admite errores y cualquier cosa que se escape de sus estándares será duramente criticada. Si le ocurre a él  mismo, entrará en un bucle de tratar controlar su respuesta sexual y que eso provoque que vuelva a fallar, lo que llevará a una profunda desesperación. Es fácil que culpe a la pareja.

Si efectivamente la disfunción sexual ha afectado al otro, no es la persona ideal para tener al lado, puesto que ejercerá mucha presión para que el problema se resuelva en ese mismo momento.

En resumen, sacar lo mejor de uno mismo y tener ambición y ganas de llegar a lo que deseamos es positivo, pero no es perfeccionismo. Perfeccionismo es buscar y solo admitir la perfección… y la perfección no existe.

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