¿Queremos demasiado a nuestros hijos?
Lo daríamos todo por ellos, cuerpo y alma... Pero ¿puede este amor parental resultar excesivo? "Sí, en el modo de expresarlo", puntualiza la Dra. Agnès Pargade. "Nunca se ama demasiado a un hijo, es la calidad del sentimiento lo que a veces puede ser problemático." Análisis y consejos para enderezar la situación.
En materia de educación, la búsqueda de la perfección puede hacernos caer en la trampa del “demasiado”. Es difícil saber medir nuestro comportamiento y equilibrar nuestras muestras de afecto. Según la psiquiatra infantil Agnès Pargade a veces los padres meten la pata justo cuando intentan hacer lo correcto.
Educación: excesos frecuentes de amor parental
Primer error identificado por la especialista: la sobreprotección. Aconseja darle al niño su autonomía, acompañarle en su crecimiento y despertar sus ganas de desarrollarse… Déjale ir progresivamente, en función de su edad, dice.
La Dra. Agnès Pargade también menciona las rivalidades mal gestionadas entre hermanos. No queremos a todos nuestros hijos de la misma manera; han llegado en contextos y momentos diferentes. El padre y la madre enfocarán su paternidad de manera distinta y adoptarán un determinado comportamiento con cada hijo. Por eso es importante dejárselo claro: "Os quiero a todos por igual, pero no de la misma manera".
En algunas familias, por ejemplo, si uno de los hijos necesita ropa, se le compra algo también a los demás hermanos. Los padres buscan que no haya celos entre ellos e intentan demostrarles a todos el mismo amor. Sin embargo, lo que hacen es ocultar un posible problema sin ayudar al niño. Lo mejor es que te pares y le digas: Cuando lo necesites, también te compraré algo a ti.
Otro error de nuestra época es el que cometen los padres que, tras su separación, intentan sentirse mejor "atosigando" a su pequeño. A veces, llegando a dormir con él… El padre o la madre ven en ese gesto una muestra de cariño, continúa la Dra. Agnès Pargade. Pero ¿eso es amar? Es importante mostrar nuestros sentimientos de otra manera para no desconcertar al niño.
Los riesgos del "demasiado"
El reto es importante. El niño, víctima de un amor excesivo mal expresado, puede acabar por cerrarse y carecer de iniciativa. Al ir creciendo corre el riesgo de encerrarse en esa dependencia afectiva. La Dra. Agnès Pargade lo ve, sobre todo, con los y las adolescentes que están pegados a sus madres, y después a sus parejas, volviéndose posesivos y exclusivos.
Amor parental: adaptarse siempre al niño
El pediatra y psiquiatra británico Donald Winnicott desarrolló a partir de los años 50 el concepto de "madre suficientemente buena". Es decir: aquellas que no entran dentro del "demasiado", ni del "demasiado poco". Una idea que sigue estando de actualidad.
Para amar bien a vuestro hijo, debéis conocerlo lo mejor posible y adaptar la expresión de vuestro amor en función de sus necesidades como individuo, recomienda la Dra. Agnès Pargade. Intentad ser coherentes con su edad y su perfil psicológico. ¿Debéis reñirle, consolarle…?
No existen fórmulas mágicas que se puedan aplicar de la misma manera a todos los padres. Aún así, no reprimáis vuestros sentimientos. No dudéis en decirle a vuestro hijo que le queréis y en elogiarle para que se sienta valorado. Necesita besos y mimos, pero, más allá de estos gestos, el amor debe ser inteligente y pedagógico.
Educación: evitad proyectar vuestras propias expectativas
No proyectéis vuestras expectativas sobre vuestros hijos y cuestionaos a vosotros mismos constantemente. Sus gustos no son los vuestros, sus necesidades, tampoco. La psicóloga infantil cita un ejemplo: En mi consulta sigo el caso de una madre que se acaba de separar. Se lleva a su hija de 10 años al fin del mundo durante las vacaciones escolares, a veces en condiciones extremas. Piensa que esto la hace feliz y proyecta en ella su pasión por viajar. Sin embargo, ¡lo que su hija necesita es jugar con sus primos! Hay que dejarle vivir su vida de niña. La madre está convencida de que se parece a ella y lo que le considera un acto de amor, en realidad no lo es.
Dificultades en el plano educativo: consultad a un especialista
Los padres se alimentan de sus propias experiencias. Si han vivido una infancia o un periodo difícil, puede que el problema se haya convertido en patológico. En algunos casos se debería consultar a un psicoterapeuta. ¿Por qué los adultos se comportan de una determinada manera? A menudo existe un secreto familiar. A veces han perdido antes a otro hijo y actúan de manera excesivamente protectora con el siguiente. Deben trabajar sobre sí mismos y su trauma.
De todos modos, aquellos que sientan que quieren a sus hijos "en exceso", que se queden tranquilos: la Dra. Agnès Pargade destaca que un padre que no sabe demostrar su afecto será mucho más perjudicial para su hijo.
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